El entrenamiento en ayunas es aquel que se lleva a cabo tras
varias horas sin consumir alimentos , puede realizarse a primera hora de la
mañana, después del ayuno nocturno y antes de ingerir ningún tipo de alimento,
o puede hacerse a media tarde, dejando pasar de 5 a 8 horas después de haber
hecho un desayuno normal. Con esto lo que se pretende es hacer un uso principal
de la grasa como combustible al haber reducido los depósitos de glucógeno hepático.
Esta función se cumple correctamente cuando el ejercicio es
de intensidad ligera a moderada, si realizamos ejercicio intenso los músculos
necesitarán obtener la energía por la glucólisis, sustrato del cual en esta
situación de ayuno no se dispone, el organismo no funcionará correctamente
(hipoglucemia, mareos, fatiga,...) y el rendimiento disminuirá, por tanto,
evitaremos siempre el ejercicio intenso en situaciones de ayuno. Sin embargo,
el organismo no tendrá ningún tipo de problema para obtener la energía a través
de la oxidación de los ácidos grasos, siempre y cuando ya tengamos un mínimo de
condición física cardiovascular.
Podemos encontrar diferentes estudios que dicen que en
personas entrenadas este tipo de entrenamiento puede ser efectivo por ejemplo
Proeyen y cols. (2011) publicaron en el Journal of Applied Physiology los
resultados de su estudio de intervención en el que se compararon lo que ocurría en dos
grupos de individuos sometidos a entrenamiento de resistencia suave (realizado
a un 70% del VO2max) durante 6 semanas: un grupo realizaba entrenamientos en
ayunas y el otro grupo entrenaba tras haber ingerido un desayuno rico en
hidratos de carbono. Al cabo de las 6 semanas se observaron importantes
diferencias a nivel muscular entre un grupo y otro: los que entrenaban en
ayunas habían sufrido una serie de modificaciones fisio-metabólicas que
mejoraban mucho el metabolismo de las grasas (aumento de la densidad de
capilares sanguíneos en el músculo, aumento de las enzimas encargadas del
metabolismo de las grasas y el aumento de la degradación de las grasas tanto en
las fibras musculares de tipo I (lentas) como en las de tipo II
(rápidas)).Como consecuencia de todos estos cambios, los individuos del grupo
de ayunas utilizaron un 21% más de grasa como combustible que los que
entrenaban después de haber comido. Además, el entrenamiento en ayunas produjo
mejoras en el metabolismo de los hidratos de carbono: los niveles de glucosa en
sangre se mantenían más estables durante el entrenamiento y el glucógeno
muscular basal aumentó sin embargo no observaron diferencias en la composición
corporal ni en el peso entre los que entrenaron en ayunas y los que entrenaron
después de desayunar.
En un estudio mas reciente Schoenfeld y cols. J Int Soc Sports Nutr. 2014.
cuyo propósito fue investigar los cambios en la masa grasa y la masa magra
siguientes a cuatro semanas de ejercicio
en ayunas versus ejercicio aeróbico
alimentado en mujeres jóvenes que se
adhirieron a una dieta hipocalórica. Veinte mujeres jóvenes voluntarias
sanas fueron asignadas aleatoriamente a 1 de 2 grupos experimentales: una (en
ayunas) grupo de entrenamiento en ayunas que realiza ejercicio después de una
noche de ayuno (n = 10) o un (FED) grupo de entrenamiento post-prandial que
consumió una comida antes de ejercicio (n = 10). El entrenamiento
consistió en 1 hora de ejercicio aeróbico realizado 3 días por semana. Los
sujetos se les proporcionó planes dietéticos personalizados diseñados para inducir
un déficit calórico. Se proporciono asesoramiento nutricional a lo largo del periodo de estudio para ayudar
a asegurar el cumplimiento de la dieta y la ingesta de alimentos de
auto-reporte fue objeto de un seguimiento regular. Ambos grupos mostraron
una pérdida significativa de peso (P = 0,0005) y masa grasa (P = 0,02) a partir de la línea de
base, pero no se observaron diferencias significativas entre los grupos en
cualquier medida de resultado. Estos resultados indican que los cambios en
la composición corporal asociados con el ejercicio aeróbico en conjunto con una
dieta hipocalórica son similares independientemente de si o no un individuo ayunó antes del entrenamiento.
Podemos concluir que un entrenamiento en ayunas puede ser
positivo en individuos entrenados para
mejorar las adaptaciones en su resistencia siempre y cuando se realice a una intensidad
moderada, pero no será tan efectivo en personas principiantes ni con objetivos
de pérdida de peso utilizando este método ya que una dieta adecuada demuestra
ser igual de eficaz para este propósito.
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